Formarse es costoso, no hacerlo, no tiene precio

Este mensaje expresado de esta u otra forma, se viene repitiendo últimamente en todos los foros, artículos, redes y todo aquello relacionado fundamentalmente con la gestión de las personas.

Aparte de por convencimiento, el tiempo me ha demostrado la realidad de esta afirmación.

Cuando uno decide hacerse empresario, seguramente se nos debería entregar un manual de instrucciones. No con las cosas para hacer, si no con las que nunca deberíamos hacer.

En una primera etapa todo se suple con ideas, ilusión, energía… A medida que pasa el tiempo, y sobre todo si tienes éxito, te embarcas en nuevos proyectos y aventuras más arriesgadas que por falta de conocimientos, de planificación y porque te crees infalible, pueden poner en riesgo todo lo conseguido en etapas anteriores.

Por experiencia propia, tengo que decir que, aunque me siento satisfecho por lo logrado en mi andadura, envidio a las personas que aparte de emprendedores gozan de una formación que les permite un mayor conocimiento empresarial.

Aunque seguramente debería haber sido antes, recuerdo con satisfacción el día que definitivamente decidí formarme para entender mejor mi empresa, para por fin poder comenzar a llevar el timón y sobre todo poder comprender aspectos que hasta ese momento, aunque familiares, resultaban farragosos para alguien que solo sabía trabajar.                                                                                                                      

Como puede intuir el lector, no hablo de convertirme en un experto financiero, ni un técnico en producción, ni el mejor director comercial. Se trataba de adquirir los conocimientos necesarios para poder profundizar en cualquiera de estos departamentos.

Por casualidad en una de las jornadas de presentación del MBA Executive de Escuela de Negocios FEDA, vi que había llegado el momento. Consiguieron hacerme ver, que no convencerme, que era mi oportunidad, el momento, y que podía hacerlo.

Dos cursos de intenso trabajo, de sacrificio personal, de robarle horas al descanso, a la familia, a los amigos y tus aficiones, pero seguramente, las mejor empleadas hasta el momento.

Durante este periodo, tuve la oportunidad de relacionarme con los mejores profesionales en la docencia, compañeros de distintos sectores empresariales, emprendedores, gente llena de proyectos e ilusión. Con un equipo de personas de FEDA en general, magníficos profesionales todos. Toda una experiencia que te forma profesionalmente y como persona.

Si retrocedo unas líneas, a donde desde FEDA se me insistía que el tiempo invertido tenía un retorno inmediato, poniendo en práctica la mayoría del conocimiento y herramientas adquiridas en cada materia, debo afirmar que es totalmente real. No solo estoy convencido de no haber perdido tiempo, lo gané con creces.

Acaba mi formación, llega el día de la graduación donde además tengo el honor de intervenir en nombre de mis compañeros. Recoges tu diploma, y te acabas de convertir en un gran empresario, un súper empresario. Ya estás listo para codearte con la élite, tus conocimientos te llevarán a convertir tu empresa en una de las mejores del IBEX…

Espero que el lector, no haya pensado en que mi vanidad, llega a ese punto. No; recoges tu diploma y sigues siendo el mismo empresario, pero con los conocimientos necesarios, para identificar mucho mejor las carencias y necesidades de tu empresa, para saber dónde encontrar a los mejores profesionales que te ayuden a gestionar y a enfocar los destinos de la empresa. A poder entender en el mismo idioma de los distintos responsables de cada departamento. A tener una visión global de la empresa desde la perspectiva y la distancia, y sin tener que estar metido en la batalla diaria, donde solo se ven los problemas y debilidades. Una experiencia, no solo recomendable, me atrevo a decir que IMPRESCINDIBLE.

Antonio Cano Gómez
Director general en El Conchel Original Food S.A.
Linkedin: Antonio Cano Gómez