Dirección de empresas: la elocuencia del líder
Cuando pensamos en dirección de empresa y en liderazgo pensamos en personas confiables, inspiradoras, seguras, con capacidad de convicción y capaces de transmitir el valor de su organización ante cualquier tipo de público: en una recogida de premios, ante una junta directiva o de accionistas y ante sus propios equipos y empleados.
Es decir, se les presupone unas habilidades de Comunicación, persuasión e influencia que, lamentablemente, son difíciles de encontrar en la formación reglada española. Al líder/lideresa se le presupone una capacidad innata para hablar en público, aunque nunca nadie les haya enseñado.
Y esta falta de conocimientos y destrezas normalmente se suplen con formación en entidades privadas y en Escuelas de Negocio, donde se tiene muy presente que el valor que transmitimos de nuestra empresa no depende de qué decimos sino de cómo lo decimos.
Lo que no se comunica no existe. Y para quien dirige una empresa solo hay algo peor que no comunicar: hacerlo de tal forma que su propia organización se perciba menos valiosa de lo que es.
Una de las responsabilidades de cualquier líder es dar valor a su empresa a través de su Comunicación, con un mensaje perfectamente enfocado a resultados y con capacidad de emocionar e impactar positivamente en quienes les escuchan. Ser convincente y ser elocuente.
Tomar el control de la propia Comunicación es fundamental, así como comunicar la misión, visión y valores de la empresa de tal manera que el mercado la perciba más valiosa y esté dispuesto a pagar más por ella. Por eso, una buena comunicación se traduce en beneficios.
Gracias a las Escuelas de Negocio estas personas tienen la posibilidad no solo de aprender habilidades directivas sino también de saber comunicarlas con excelencia.