COMPETITIVIDAD EN LA ERA DIGITAL
No hay día en el que puedas leer algún artículo en la prensa, escrita o digital, que no hable de la importancia de la tecnología en su proceso productivo. Son necesarias transformaciones digitales, adaptación de los procesos con herramientas más predictivas, inmersión de los robots en tareas diarias, blockchain, inteligencia artificial, …
Ante esta situación no podemos girar la cabeza y obviar lo que está pasando como si con nosotros no fuera. Debemos tener presente que el futuro ya no es tal y que será el presente quien conforme las dimensiones del futuro que nos espera. Y este presente que estamos viviendo supondrá un cambio de paradigma total, donde, espero, que la persona esté en el centro de todo. Donde todo parecía digital lo importante es lo personal. En la situación actual de confinamiento tenemos todas las medidas digitales (plataformas de televisión, internet a altísima velocidad, tablets, portátiles, redes sociales, …). Sin embargo, todos estamos deseando salir a la calle y abrazar a aquellas personas que nos importan, a tomar una cerveza con los amigos, ¡a ir a trabajar!
Sobre Revolución Industrial 4.0 se ha escrito mucho y variado, unos con más acierto que otros, la verdad. La 4ª revolución industrial, en mi opinión, tiene su foco en la innovación a través de la gestión de los datos, de la gestión de la información. Sin lugar a duda, hay y habrá progresos evidentes a nivel tecnológico con máquinas más avanzadas y eficientes. Pero el verdadero progreso está en la información de la que disponemos hoy en día.
Si nos fijamos en algunas de las empresas más importantes del mercado como Google, Amazon, Facebook, realmente no disponen de dispositivos de tecnología avanzada. Lo que sí tienen es información, y mucha. Es eso lo que los hace grandes y su uso, lo que les permite ser competitivos, ser líderes. También su mal uso, puede ocasionarles una crisis reputacional importante, como le está ocurriendo a Facebook en los últimos tiempos.
Son estas empresas las que de manera evidente y clara indican en sus estrategias que su mayor preocupación es la gestión de las personas. Personas que son las que les permiten estar en la posición que ocupan. Como ejemplo sirve que Google tiene un crecimiento de incorporación de empleados a razón de 10.000 al año. Tecnología y liderazgo tienen su éxito en la gestión de personas. Y cuando hablamos de personas, no debemos cometer el error de pensar solamente en empleados, sino que debemos incluir a todos los grupos de interés que forman parte del sistema de la compañía: clientes, proveedores, sociedad, …
Parece que resulta evidente que la clave de la competitividad, liderazgo, sostenibilidad está en el modelo relacional que, como empresa, establezco con estas “personas”. Si consigo establecer un vehículo donde ambas partes se benefician, estaré en el camino correcto.
Después de analizar una gran cantidad de modelos relacionales, he llegado a la conclusión que hay uno que de una manera más o menos evidente aparece en todos ellos. Lo he llamado modelo EEC, o lo que es lo mismo, Egoísmo Empresarial Colaborativo. Egoísmo es un elemento innato al ser humano, todo el mundo es egoísta por naturaleza y no podemos ir contra natura. Empresarial porque estamos en un entorno donde empresas y personas forman un universo común e infinito, no sabemos donde empieza y donde acaba. Colaborativo es la clave de la fórmula, es la que da sentido a todo lo demás, pone el orden necesario para conseguir el objetivo perseguido. El egoísmo utilizado de forma positiva nos permite llegar a sitios jamás imaginados. En resumen, EEC tiene como conclusión que “Soy tan egoísta que quiero que le vaya muy bien a los demás para que me vaya muy bien a mí”. El entorno es la llave para la competitividad de una compañía.
Muchas de las empresas que cerraron durante la crisis no lo hicieron por un problema de gestión interna, de mala calidad en el producto/servicio, lo hicieron porque el entorno en el que desarrollaban su actividad se vino abajo y un claro ejemplo fue la construcción. Durante la época de bonanza, estoy convencido que la mayoría de las empresas del sector de la construcción no utilizaron el modelo EEC, quizás se quedaron en el EE (Egoísmo Empresarial), solo pensaron en su beneficio máximo, en obtenerlo a costa de lo que fuera, pero les faltó la parte más importante, colaborar con el entorno para entender sus necesidades y trabajar desde dentro para conseguir que sea exitoso.
En la crisis que estamos viviendo actualmente debida al COVID-19 se está poniendo de manifiesto que no somos números, sino que todos unidos, colaborando, somos los que tenemos la llave de la recuperación. Este momento nos ha hecho pensar muchas cosas y nos debe hacer reflexionar en que cada minuto cuenta y que, las personas, independientemente de la posición en la que se encuentren en el organigrama, son necesarias de principio a fin.
No es compatible una gestión empresarial basada meramente en los resultados, en los que los datos nos ofrecen. La gestión empresarial debe entenderse como un trabajo que hay que realizar de puertas hacia dentro y, si lo hacemos bien, los datos y los resultados certificarán lo que estamos diciendo.
La RSE es un CÓMO para conseguir un QUÉ. Donde el QUÉ son los resultados que obtengo (beneficio económico) y el CÓMO la manera en la que obtengo ese beneficio.
Tecnología, competitividad y personas son el tridente que conseguirá la sostenibilidad de las compañías.
“En un mundo cada mes más competitivo, la empresa más rentable será la que realice una gestión de personas altamente eficiente. La tecnología solo ayudará a ello”.
Lucio Fernández
Abril 2020